Adentrarse en el Valle
de Tena es desfilar por un sin fin de postales de muy variados y ricos
paisajes. Un paraíso escondido al norte de Aragón que traza el camino
marcado desde Oliván hasta la frontera con Francia. El relieve dibujado
por los gigantes del Pirineo, los embalses de Lanuza y Búbal o las
riquezas gastronómicas que depara a los visitantes, son solo algunos de
los atractivos que ofrece este rincón de nuestro país.
Embalse de Lanuza
Sus
gentes mantienen y respetan una arraigada vida en la montaña, siempre
abierta y acogedora al visitante. Mas los tiempos cambian, y el Valle de
Tena es un ejemplo paradigmático de ello. La transformación y
adaptación a un modo de vida moderno ha llegado con el crecimiento y
expansión del turismo invernal. Las estaciones de esquí de Panticosa y
Formigal son puntales en su economía. Pero el buen tiempo da paso a un
nuevo mundo dispuesto a ser descubierto.
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