"Quien la sigue la consigue. Hay gente que no se lo cree, pero esos mismos también dicen que el tren sólo pasa una vez en la vida. Gracias a mi esfuerzo, yo he hecho que pase dos."
Brigitte Yagüe Enrique nació en Palma de Mallorca el 15 de marzo de 1981. No muchos años después, cuando comenzó en el mundo del taekwondo, resultaba difícil imaginar que su carrera podría ser el argumento perfecto para un film de lucha de esos que la mantenían pegada al televisor. A sus 31 primaveras, la balear lleva más de una década despejando a patada limpia el camino hacia el éxito. Tetracampeona de Europa, tricampeona del Mundo y medallista olímpica. No es el palmarés de Super Woman, aunque podría serlo, es la lista de triunfos de la primera taekwondista española en subir al podio en unos Juegos Olímpicos.
Pero el camino hacia la gloria no es fácil para nadie, y Brigitte no es la excepción. En 2008, una lesión la dejó fuera de Pekín. Fue un golpe durísimo para una ganadora nata como ella, tanto que llegó a pensar en la retirada. Sin embargo, es en esos momentos cuando se ve la diferencia entre los grandes campeones y el resto de los mortales. Las heridas en su orgullo dolían más que las del cuerpo, de ahí que volviera a competir para, como ella dice, hacer que el tren pasase dos veces por su vida.
Algunos dicen que el cine de acción no sirve para nada, pero creo que tiene algo de culpa en todos tus éxitos…
Sí, gracias a esas películas empezaron a gustarme los deportes de lucha. Me encantaba cuando entrenaban para luego salir al ring y pelear, así que por eso me apunté.
¿Cuándo te diste cuenta de que podías dedicarte al taekwondo?
A los 17 años, cuando me trasladé a Barcelona para estar con el equipo nacional. Fue un sacrificio, porque no quería separarme de mi familia, pero ellos me apoyaron. Sabíamos que era una oportunidad que no podía dejar pasar y que necesitaba ir allí para entrenar con los mejores y subir mi nivel. Por suerte me fue bien.
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