Entrenar a ritmo de rock
aumenta tu resistencia hasta un 15%.
Dicen que ser constante
significa perseguir un sueño hasta darle alcance, levantarse después de caer, mirarse
al espejo y encontrar frente a nosotros un cómplice que jamás se rinda. Existen
cientos de metáforas para aclararnos el significado de esa palabra que tanto
nos repetían en casa y en la escuela cuando intentábamos escaquearnos de hacer
los deberes. Sin embargo, ninguna será nunca tan representativa como la del atleta que lucha contra sí mismo
para seguir avanzando. ¿Quién no se ha calzado las zapatillas y ha acabado
sucumbiendo ante el frío, el calor, el cansancio o el aburrimiento? Por eso, no
debe de extrañarnos que, en su eterna lucha por sobrevivir, el ser humano haya
precisado siempre de aliados en los que apoyarse. Desde hace unos años, la
tecnología ha acercado hasta los corredores una compañera muy importante en su
pugna contra el crono y el hastío: la música.
Y es que, aunque algunos
todavía son escépticos, un estudio realizado por investigadores de la
Universidad de Brunel (Londres) en el año 2008 concluyó que salir a correr con
los cascos puestos puede incrementar nuestro rendimiento hasta en un 15%. Costas
Karageorghis, psicólogo del deporte y director del proyecto, se mostró tajante
al respecto: “La música tiene cualidades
específicas de motivación que te pueden hacer trabajar más duro y más rápido,
incluso cuando te sientes agotado”. Más allá de cuestiones de carácter
psicológico, como el hecho de que el ejercicio se haga más agradable o de que
el tiempo pase más rápido, el profesor griego y su equipo establecieron una
serie de parámetros científicos a tener en cuenta.