Aunque
él no se considera tan grande, este gigante de 1,90 estuvo a punto de conseguir
lo que los críticos no han logrado: acabar con el mismísimo Torrente.
¿Les suena este armario
checo envidiado por los hombres de “La
sopa boba” y adorado por las mujeres de “La
que se avecina”? Cierto es que, con ese cuerpo, levantar pasiones no será
muy complicado, pero este gigante de 1,90m a punto estuvo de conseguir lo que
los críticos no han logrado: acabar con el mismísimo Torrente.
Sin embargo, la acción y
la comedia tienen un claro competidor en la vida de este talento importado que
ya triunfa en todo el mundo: el culturismo. Varias décadas levantando pesas han
conseguido revestir de acero los músculos de nuestro protagonista. Por eso, no
es muy recomendable hacerle esperar, así que…
Mancuernas, cámara y…
¡Acción!
Qué
fue antes, ¿el huevo o la gallina? ¿Culturismo o actuación?
Primero empecé a
entrenar. Tenía unos 14 años y comencé con las pesas en un pequeño gimnasio que
montamos en el sótano del edificio en el que vivíamos. No sabía muy bien qué
ejercicios hacer pero, por entonces, me gustaban mucho los superhéroes y mi
máxima aspiración era ser como ellos. Puesto que todos eran fuertes y
musculados, estaba claro que, para imitarlos, también yo tenía que tener
algunos músculos. Desde entonces, el entrenamiento se ha convertido, poco a
poco, en una “droga”, hasta el punto de que hoy en día no sé qué haría si me lo
prohibieran. Del mundo del espectáculo todavía no tenía mucha idea, aunque lo
del culturismo como tal tampoco me lo planteaba.